jueves, 21 de abril de 2022

ACRÓPOLIS DEL NUMEN (Oda a Garcilaso de la Vega)

 

 
 



ACRÓPOLIS DEL NUMEN 
Oda a Garcilaso de la Vega

¡Oh!, que ya los serenos manantiales del plenilunio 
no albergan la beatitud de las musas,
y en los acueductos del silencio
se enmoheció la epistola medieval;
más en la Acrópolis del numen,
Garcilaso, endecasilabo, sueña...

El ángel tras el cóncavo espejo
cristaliza la luz dormida de un siglo de oro,
pero la sombra que lleva dentro 
es un maremágnum de suspiros...
Ha caído la eternidad de una lágrima en la tumba de Petrarca...
y a un cielo de raíces secas
alza la tierra sus brazos de flores rojas...

Endecasílabo, languidece y sueña,
mientras a los oídos de Isabel Freyre 
susurran los cipreses del camposanto la añoranza perfumada de las liras;
Mas él no entiende este colapso de suplicios, 
esta paradoja inacabada de centurias.
Letras encadenadas al sangriento rosal del amor
van aferrando el corpúsculo de la vida...
Es algo más que ausencia 
lo que llora la pupila del tiempo al epílogo de su historia. 
Oblicuidad gótica que en la viudez de sus manos 
pretende leer de golpe los cuentos del paraíso.
Eufemismo que cimbreado tiene del diamante 
los resplandores más viejos,
los encendidos cirios de la Fe,
puede recrear desde lo más hondo la pulida estrofa.

¡Oh! él bien sabe que para el espíritu todo es poesía...
Y se zambulle en una gota de inspiración 
con la clarividencia de un profeta. 
Endecasílabo, sueña...

Y a un átomo de la gran soledad
le van fluyendo en paralelo las arterias de la palabra;
Pesadumbre que le queda por purgar,
antídoto que le envenena y salva...
Es el prefacio de un libro muy antiguo
que de las hechuras del tiempo
tiene borrosa hasta la tristeza.
¡Oh! Él quería desentrañar el punto final
de todos los comienzos,
precipitarse a la nomenclatura del perdón,
pero la polifonia castellana y el funeral de las libélulas 
agudizó las penumbras del yo...
Rota la nube del dios de letras
le llueven aforismos, sonetos y elegías, 
pero la cruz que carga es un poema que no acaba.

¡Oh! que ya los serenos manantiales del plenilunio 
no albergan la beatitud de las musas;
mas en la Acrópolis del numen
Garcilaso, endecasilabo, sueña. 

Yolanda García Vázquez 
D@R 🇪🇸





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