sábado, 28 de octubre de 2017

LA ENVIDIA





LA ENVIDIA 

En cascada de rosas
muere la sinfonía del viento;
Puzzle del corazón
que ha unido delicadamente
las piezas del ser.
Cual sangre otoñal
va cayendo desalentada,
mientras un golpe de polvo
la catapulta al infierno...
Desnuda la flor,
desnudo el poema..
Le crecen en años las lenguas rencorosas;
Veneno, veneno...
La envidia tiene el color de la noche;
Monstruosidad de una sola cara
censura el beso del angel
en su aparente pulcritud.
Hay una peonza dandos tumbos
de aquí al silencio final,
por una garganta rota
en su eco más florido.
La envidia tiene el color de la noche;
En oblicua nitidez
le cala hasta la conciencia,
el despecho de los buitres,
la ingratitud de los necios.
Era la sonata de cristal,
el miserable pudor de los nocturnos rosales...
Su canto de luna solfeado,
en miserable amanecer,
sigue teniendo el halo de una estrella.
Era el regalo de las hadas,
en su broche virginal,
más el veneno de un espíritu
ha oxidado tanto amor.
¡Oh, sí!
Veneno, veneno;
La envidia tiene el color de la noche...

Yolanda García Vázquez 
D@R 🇪🇦

UNA SOLEDAD INIMAGINABLE






UNA SOLEDAD INIMAGINABLE 

"Mis noches hieden una soledad inimaginable...
Me lo dijo el hada de octubre
en su lloro de eternidad
a un minuto de lágrimas.."

Los esqueletos sueñan en verso
una miseria de palabras
y congojas sin traducción...
Me lo dijo la musa de otoño
en el melancólico boulevard
de las nieblas perdidas...
Expulsados del paraíso,
hay una legión de fantasmas tras la pared,
y mi alma está tan sola
que me gotea el olvido de los ángeles
en su aguanieve poético...
Enterrada viva
en su agujero de sombras funestas,
pretende absorber la luz del mundo
a un minuto de lágrimas.
Mis noches hieden una soledad inimaginable...
Tanto que las venas de las manos
eclipsan la luna,
y escriben para el viento un soneto de muerte.
Hay un balcón que me perturba...
Sus rejas descoloridas
son instantes partidos de ayer
en podredumbre del hoy.
Ruina de una primavera que perdí...
Me acongojan sus flores negras
exhalando ese final anunciado.
Un adiós de ladrillos sucios,
y horas mugrientas que anochecen mi sangre.
Y sé que perderé esta batalla,
pues no hay amor
que se haga día a este lado de la calle.
Y mis ojos que siguen cerrados,
presienten la afilada cuchilla
que segará alguna noche el tallo de mi rosa.
Me lo dijo el hada de octubre
en su lloro de eternidad
a un minuto de lágrimas...

Yolanda García Vázquez 
D@R 🇪🇦

OLVIDADOS PERFUMES Un Poco Más Vieja

  OLVIDADOS PERFUMES Un Poco Más Vieja  Olvidados perfumes languidecen este verso cuando me leo; Evanescencia de algún Febrero nupcial  que ...