EL MANANTIAL
A veces sin darme cuenta,
he hallado la fuente inagotable de los sueños,
donde podía beber hasta saciarme
del esplendor de otra belleza.
Era mi alma el agua viva que tornaba
de su exilio, al azul del pensamiento,
y brotaba como la pura estrofa
que canta al silencio,
entre suspiros deshojados...
La vida volvía a su manantial,
origen de la aurora en mi lira de fuego;
La fuerza creadora detenía el tiempo,
y la realidad quedaba suspendida de otro punto,
en otra vertiente...
Lo imaginario y fabuloso,
se imponía al tedio de lo cotidiano;
Renacían los sueños como perlas de luz
al nadir nebuloso de mi espíritu...
Alzaba el vuelo la ninfa de Corintia,
arrebatada por el palio del crepúsculo,
tiñendo en su febril osadía,
la rima más clara de una estrella.
Ensoñaciones que fluían de mi sangre
al desguace más temprano del alba,
desbordando en su corriente,
los cauces secretos del amor...
El goce ensanchaba mi ribera;
Nunca cedía al desaliento,
la luciérnaga de mis noches...
Más ahora ya no brota vida del manantial,
sellados los conductos a lo inmutable...
El olvidadero de tu conciencia,
desnudo está de sus rosas...
Se ha estancado toda la belleza;
No me queda más que el aguanieve del ser,
que cae despacio sobre el silencio,
para acabar tocando de una lágrima,
el melancólico vals de la lluvia...
Yolanda García Vázquez
D@R 🇪🇦