NAUTILUS
(Pompas de jabón)
En la orilla soleada de su voz
he dejado caer mis abandonos...
Rendición sentimental que me hace vagar insomne
por el ancho onírico de su belleza.
Tengo la infeliz costumbre
de colgar mi corazón del perchero de la luna,
pero si me cayera que nadie dijera jamás
que solo fue un espejismo.
Él me fascina con la solemnidad de los eclipses
en este olvidadero de sombras.
Es la poesía inmersa que nunca firmaré.
A veces la plenitud me cae a las manos
y no sé qué hacer con ella.
Una ráfaga de su encantamiento musical
y sus murmullos multicolores
crean limbos en mi lluviosa penumbra...
Tiene la efigie brillante de los veranos felices,
el naranja fluorescente de un principado floral.
¡Es un himno al sol!
¡Un atajo a la hermosura!
En vaivénes perfumados de liras misteriosas,
eleva mi latido hasta el imperio de su solfeo;
Tiene un redoble mágico en su tono de rey,
pero es su paradisíaco garbo el que me subyuga.
Tan secreto y esquivo que si me descuido desaparece...
Es un Nautilus de sueños,
un navío de ayeres de oro de un siglo de musas,
que en mis profundidades líricas,
lleva este amor sumergido.
Quiero tocarle desde lejos
pero solo tengo un poemario de suspiros
tan decadente como infantil.
No puedo susurrar su nombre...
porque si lo hiciera hasta los resplandores poéticos
de mi palpitar embelesado,
fallecerían en su angelical sonrisa.
Es la poesía inmersa que nunca firmaré...
Y es que tengo la machadiana costumbre
de enamorarme en la ingravidez gentil y silenciosa
de las pompas de jabón.
Yolanda García Vázquez
D@R
🇪🇦
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