FUGA FLORAL
No Quiero Mirarle
"Angustioso burdeos mancha la penumbra de mis pétalos,
que casi marchitos ruegan por la seda de su iris...
Para que él no sepa que yo lo sé."
En el exilio de su esplendor,
piadosa nube derrama besos de ángel
al extraño jardín...
Colapso de musas, que venecianas,
e insomnes,
al espejo nocturno echan brillo de liras...
Efluvios de él por todas partes,
me vernalizan la sangre...
Pero, no le miro aunque me muera...
Eclipse sentimental
que bajo el Narcissus lirico mejor esculpido,
esclaviza mi aliento,
y mi pulso, y mi mirada sin luna,
cuando me quedo a solas con mis restos...
Aún así, la conjura primaveral de este desorden,
se asemeja a una sinfonía de suspiros encadenados...
Esos que me saltan del alma a la piel
con el "do re mi" de los sueños.
Clarines al alba apuntandome al corazón
descienden al dios de la lluvia;
Pero hay una canción que me falta...
La suya, ya casi mía.
Enajenada me endeudo con lo banal
para que él no sepa que yo lo sé...
Adverbio de ausencia comprime el poema
en este caos de recuerdos y latidos.
Angustioso burdeos mancha la penumbra de mis pétalos,
que casi marchitos ruegan por la seda de su iris...
No quiero mirarle;
No quiero mirarle...
Pero una fuga floral
se posa en mis labios con la inicial de su nombre...
Y es entonces cuando el big bang de su voz,
más sus desprecios,
me estallan en el pecho
con la octava más dulce de la belleza...
Y es entonces cuando más le amo;
Y cuando más le siento;
Y cuando enajenada e infeliz,
me trago el orgullo para escribirle estos versos.
Y es entonces cuando sé que ya no hay esperanza para mí...
Pero no le miro, no le miro aunque me muera;
Pero le pienso, y le siento
en la fuga floral de la memoria que me hiere y perfuma,
para que él no sepa que yo lo sé...
Yolanda García Vázquez
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