BALADA DE UN DESASTRE
Cuando No Nos Ven
Morimos cuando no nos ven,
o cuando a nadie le importamos..."
¡Oh, negrura que falleces mi voz
en un canto mudo que muerde!
¿Cuantas veces se muere en esta vida,
antes de morir?
Deshabitada de ángeles,
la amanecida de sus manos,
ya no sangra la lira floral...
Algún nogal del recuerdo
balancea la magia rota de su nimbo,
tras las pestañas,
pobladas de derrotas;
Más abreviada
en la viudez de los instantes,
armoniza con lo perdido,
y con lo que nunca fue...
Balada de un desastre
que guitarrea la lluvia contra su charco
cuando la ahueca lo inmenso;
Pero solo es otra forma
de entender el silencio,
Y más cuando el sol del lenguaje
se nubla ante lo zafio,
y lo simple.
en un atardecer de imposibilidades
oníricas,
y majestuosas...
Llanto del espejo que cruza
destella lo que los ciegos ven;
Aroma que adormece tal liturgia
es el oro puro del corazón;
Y es lo único que tiene;
Y es lo único que da;
Y lo da por entero...
Pero algo languidece nauseabundo en el centro
de su ternura,
cuando evoca lo que no pudo ser;
Lo que nunca será...
De sus estrellas heridas,
cae la incertidumbre de no haberse sabido conjugar
a quien versificó su perfume,
y sus latidos,
y todos los crepúsculos de sus rosas...
En algún lugar de algún lugar,
perdedor, el lenguaje interior,
se hace himno de sus noches solitarias.
Y como lagunas de cristal,
las horas que pasan,
transparentan la fe que muere;
Un rosario de penumbras misteriosas
santifica el hálito de su mirada,
mientras los castillos se desmoronan...
Atravesada en el pecho,
la saeta del amor,
agudiza el duelo del pensamiento.
Hay algo de miel en su lloro,
y trigo del espíritu,
y una claridad tan lírica,
como alentadora;
Más su sangre se anochece,
y rebela contra la barrera del yo,
al comprender que morimos cuando no nos ven,
y cuando a nadie ya importamos.
Yolanda García Vázquez
Lira Perfumada D@R 🇪🇸
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