lunes, 22 de octubre de 2018

LOS AYERES DE LA BELLEZA




LOS AYERES DE LA BELLEZA 

En alas de luciérnagas,
- Nocturno apasionado - 
licuó la sangre de Chopin
con el néctar de la luna.
¡Borodin y sus paraísos!
Es la fluorescencia otoñal
que junto al Miserere de Mozart
cubre de resplandores violetas
las lágrimas del viento...
¡Música para vivir!
¿Cuántas corcheas necesita la noche
para solfear al silencio?
Es el enigma barroco 
que guarda el amanecer gregoriano 
en compases de Vivaldi.
"Para Elisa" envuelve las penumbras del yo
en aguanieve romántico,
mientras un claro del alma
traspasa los visillos del crepúsculo.
¡Beethoven para la eternidad! 
He visto quebrarse bajo la partitura de Lizst 
todos los sueños de amor...
Son los ayeres de la belleza,
los que siempre acaban resucitando.
¿Será la polifonía del cosmos
en serenata de Schubert?
Dime, ¿por quién suspiran las hadas de Paracelso
en lagunas de luz,
aquellas que ensortijan a sus tirabuzones
los hilos de oro del Rhin?...
¿será acaso por el Wagner de los Nibelungos,
o por el Tchaikovsky más soñador?
Tal vez haya más piedras preciosas 
bajo los escombros del arte
que en la diadema de Melusina.
Bach y su tocata
subliman la insoportable realidad...
mientras los dedos de Rachmaninoff
teclean la poesía del pentagrama.
¡Mahler y la plenitud melancólica!
Tengo un misterio aquí dentro 
que al Réquiem de las rosas
musicaliza los Danubios de Strauss.
Y es que de dolores están cuajadas
las notas de la hermosura;
Las mismas que engalanaron
el nacimiento del mundo.
¡Más allá de Debussy hay otra vida..!
¿Será por eso que hay fragmentos de eternidad por todas partes
después de un escuchar el Mesías de Haendel?
De Sibelius a Finlandia,
paseando por los jardines de Brahms,
todas las armonías del tiempo 
me revelan que la Música es el lenguaje de Dios.

Yolanda García Vázquez
D@R 🇪🇦

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