viernes, 11 de enero de 2019

LA GRAN SOLEDAD



LA GRAN SOLEDAD 

Este corazón mío y el desaliento,
siempre juntos en la celda del ser,
añorando un cielo imposible,
una pradera de amor infinita.

Percibo su lloro en cada giro de venas,
mientras se me escapan los días de las manos 
como lágrimas de sueños.

Este corazón mío y el desaliento,
Irrigando juntos la impotencia de no poder ser luna,
rima, flor;
Y saberme viva
para ser pasto de la gran soledad.

Este corazón mío...
que de tan lleno naufraga en mares de viento, 
bombeando la poesía del ayer 
por un soplo de belleza.

Este corazón mío y el desaliento,
se hunden sin que nadie lo sienta,
y salen a flote sin que nadie se regocije,
y toman el timón de los anhelos perdidos;

Y sueñan, y sueñan, y sueñan...

Pero les duele saberme viva
para verme pasto de la gran soledad...

Y van como navegantes locos 
a precipitarse por el abismo de las estrellas 
antes que seguir palpitando el gran fraude de la existencia. 

Este corazón mío y el desaliento,
los siento agonizar en cada soneto del crepúsculo,
cuando a la siega de los instantes,
tiembla mi ser bajo la hoz del desamparo...
Y es que ya no queda mies en los bancales de los milagros, 
estériles los campos de la esperanza,
giran de angustia las aspas del tiempo.

Es el poema que nunca quise escribir,
el espanto del ciprés desnudo de ramas 
que bajo la metáfora del silencio me hace exclamar : 

"¿Adónde fue a parar el río de las aguas felices? 
aquel que versificó la sangre del rosal amanecido
para el perfume de las hadas..?
¿besa tal vez los pétalos de mi mustia virtud,
o será el estanque de mi alma desbordado de melancolía?"

¡Oh, este corazón mío, y el desaliento!...

Yolanda García Vázquez
D@R 🇪🇦

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