LAS ORUGAS DEL PENSAMIENTO
La soledad ha agrietado sus manos,
pero es la noche la que le roba los sueños...
Un temblor de letras sobre el almanaque
reafirma la imposibilidad de la alegría,
el suicidio de las flores.
Caen como velos de hadas
las lágrimas de las arañas,
y un carrusel de espectros y dudas,
acechan su reposo.
Insomne, y a la deriva,
siente su sangre helarse en las venas,
mientras el café de la amargura
evapora un espejismo de amor.
Las paredes del tiempo se estrechan sobre su alma,
y le caen los años como cristales de nieve.
Hay un costurero vacío de promesas,
y un dedal de polvo en su viejo tocador.
Ya ni la luna se asoma a su ventana.
El ajuar de los anhelos yace en el desván de la aurora,
manchado de olvido como un fotograma del ayer.
Languidece cual mustia azucena
en el jardín de los instantes perdidos.
Y sin embargo, ella aprieta los puños,
y se promete levantarse de nuevo,
pero sabe por instinto que no volverá a amanecer.
Y es que el otoño cuando se enhebra al ser,
no hay poesía que lo arranque.
Se acurruca en su lecho de sombras
cual ovillo de angustia,
mientras sueña con unos ojos de mar,
unos dedos de terciopelo.
Pesadumbre en el reloj agudiza el peso de las cosas;
Se sabe perdida, y susurra :
"Orugas del pensamiento que tejéis el fraude del yo...
Decidme por piedad, ¿cómo se llora con palabras?"
Yolanda García Vázquez
España 🇪🇦
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