domingo, 4 de diciembre de 2022

EL ESPÍRITU DE LAS NAVIDADES PERDIDAS







EL ESPÍRITU DE LAS NAVIDADES PERDIDAS 

"Por el espíritu de las Navidades perdidas,
por su regreso.
Por un final de bailes bajo la lluvia,
desde este olvidadero sin ti"

En lo alto de la montaña de mi abandono,
aún quedan restos de algún sol,
derribado por el soplo de algún insomnio.
Jirones de aquellos sueños que no creyeron en mí;
Yo tampoco creí en ellos...
Flotando van por este desasosiego de casas viejas,
y desencuentros;
Más esa blancura que calma, y que bendice,
esa placidez infantil,
algún diciembre me tiene que alcanzar.

Me caen las migajas de alguna alegría technicolor 
al suelo de mi escasez, 
pero esa plenitud de valles de auroras,
esa abundancia de azul,
aún me es esquiva.

Y sin embargo, por ahí va el ángel que te trajo a mí, 
sonriente como un pasado de vino y rosas;
Mágico, como una película de Ginger y Fred.
Mira como rasga el arpa de lo sublime
con las notas de tu canción...
Pretende que me crea que eres para mí.
Cuelga la estrella de Oriente 
en un perchero de utopías,
mientras anuncia el reencuentro con lo perdido.

Y yo en este porche donde los vientos no amainan, 
contemplo la poesía del crepúsculo 
con los ojos llenos de tus ojos...
Omnubilación que en óleo de penumbras 
retrata tu fulgor oceánico y brillante,
para el desconchado de mis soledades.

Y es que la vida pasó rápido, 
pero esta barquita que soy,
tiene de aquel río, el lánguido fluir.
Mas el Ángel que ríe y me engatusa
con melodías de Bing Crosby,
levanta ante mí una cena de Nochebuena.
Si tú me miras, lo tengo todo.

Y aún así me niego a creer en finales felices,
y en lo bello que es vivir,
pero desde una grieta de la fe que no murió,
mi amor crece hasta tu cielo.

Y allí donde el aguanieve del alma se hace poema,
una lágrima de otra luz me devuelve tu sonrisa;
Y en el limbo de una promesa rota 
las abejas de un mundo perfecto,
fabrican una segunda oportunidad.
Es entonces cuando la niña que fui,
cruza los recreos del tiempo para abrazarme;
Y es entonces cuando comprendo que todo estará bien;
y que esa blancura que calma, y que bendice,
esa placidez infantil,
algún diciembre me tiene que alcanzar.

Si tú me miras, lo tengo todo. 

Yolanda García Vázquez 
D@R 🇪🇸

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