viernes, 2 de diciembre de 2022

UN ÓLEO DE OLVIDO

 



UN ÓLEO DE OLVIDO

Lagrimoso Azur danubia sin piedad
este Noviembre sin mañana;
Sentenciada en un óleo de olvido, 
el dedo creador me señala tus pupilas.

¿Podran las auroras de un siglo sin ti
derramar la multi coloridad que necesito,
o solo tendré un poquito de lluvia 
para poetizar mi retrato otoñal?
Yo sé que de tu sombrero 
al pétalo de mi carmín,
los paraísos se me cierran,
pero en el cóncavo de tu sonrisa
hallan posada mis ojos peregrinos...

Escondite ideal para mi amor desangelado
que en el travelling de tu fulgor 
halla el encuadre soñado.
Y es que hasta tu sombra va por ahí versificando
los diálogos de este guión misterioso,
con tal elegancia y encanto 
que el lienzo de mi ansiedad se transparenta.
Desgajadas las corolas de este infame anochecer
sobre la seda de mi surrealismo,
un claro de ángeles me vuelca tu perfume en las manos;
Bajo tu ingravidez victoriosa,
te observo como Laura insomne
desde el burdeos de mi nocturnidad.

Oscilación supra romántica 
que cual peonza de suspiros virginales,
danza en tus labios el humo sentimental.
Pero estás dormido en la secuencia de otra historia, 
y no puedes verme...
¿Sueñas conmigo, tal vez, 
o con el eco feliz de un final imposible?

Te exhalo mi vapor de lirios de hadas,
mi virtuosa impaciencia...
Y el claroscuro de Nueva York,
en los muelles del tiempo,
cuela un flasback de expresionismo vienés...
Silenciado el meta verso de la palabra
nos encierra el público en una Babel de espejos,
pero Waldo Lydecker nos rescata
con sus mentiras de vino y rosas...
Al ritmo de tus latidos
y del jazz que acecha,
desangra la luna su secreto de luz y café.

Tengo el ansia bohemia de un collage decadente,
pero la brújula de mi corazón apunta siempre a ti,
y a ese minimalismo que define tu artística pose.

Al velador pordiosero de mi mirada de cristal
tu personaje se difumina;
Nos encontraremos,
tal vez en otra novela,
o en el zoom carnavalesco
de alguna Copacabana nupcial. 

Cae el telón 
y caen los mundos tras de mí,
con la melancolía acostumbrada. 
¡Despiertas!
Otro final;
Otro comienzo.

Pero, la sesión continúa,
para saber porqué de tu sombrero a mi carmín,
los paraísos se me cierran...

Yolanda García Vázquez
D@R 🇪🇦

 

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