martes, 27 de diciembre de 2022

POR LA ROTURA ENTRÓ LA LUZ

 




POR LA ROTURA ENTRÓ LA LUZ

Suspendido el tiempo
en la infamia de una palabra,
tu mundo se tambaleó;
¡Doce años, doce!...

A veces los infiernos 
se congelan en las miradas,
o en los pasos bajo la lluvia;
Caminas, pero ya no eres la misma...
Anocheció la fe
sobre un papel con tu nombre;
¡Oh!, aquella hoja de agudos filos
que te segó el aliento...

Temblores; 
Recuerdos negros como la negrura...
Un golpe seco y...
la vida no valió la pena.
Aprendiste a sujetarte el alma 
con las yemas del miedo;
¡Y como!
Un costado de arañas negras,
tejiendo tu desastre...
Puñalada al sol en ese goteo de sombras.

¿Adónde vas, insensata?
¿Adónde vas tan presurosa
por esas calles sin salida?
¿Temes llegar tarde al funeral de los sueños?

El hielo quema tanto como el fuego,
pero es tu respiración la que se detiene;
Ese grito sordo en el cielo del paladar, 
sabe mucho de calvarios, 
pero la duda es lo que te atraviesa.
Cuesta arriba, cuesta arriba,
aprendiste a soltar lastre;
Y echaste fuera lo mejor de ti.

¿Cuánto han de romperte para que entre la luz?

La devastación oscilaba en tu cintura,
mientras ese aroma a abandono,
ese "a mí qué me importa",
te golpeaba en las entrañas.

¡Oh, qué travesía la tuya!
Forjada al rojo vivo tomó forma la belleza...
Pero ¿cuántas pugnas fueron necesarias
para alcanzar una tregua con tu destino?

Al fin lo que te tumbó,
fue lo mismo que te levantó,
aunque algo de aquel viacrucis se quedó por siempre en ti. 
¡Doce años. Doce!

¿Será por eso que la estrella de una lágrima
despunta siempre en la noche de tu mirada?
¿O serán las rosas de tu piel
las que cuajadas de olvido, 
continúan llorando por lo robado?

A veces la muerte vive, respira y palpita,
y se prolonga como el único estado de las cosas.
A veces somos plegarias que nadie escucha;
Y creamos atajos en mitad de la nada;
Y arañamos la ausencia de los ángeles,
y chillamos con los ojos...

Y a veces, simplemente, sobrevivimos,
y escribimos poesía,
aunque ya no somos los mismos;
Y es que por la rotura entró la luz...

¡Doce años; Doce!

Yolanda García Vázquez 
D@R 🇪🇸

 

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