domingo, 4 de diciembre de 2022

REMINISCENCIAS Un Fulgor De Abandono







REMINISCENCIAS
Un Fulgor De Abandono

Reminiscencias de una era feliz
reconvierten el sueño de Diciembre;
Imperturbable, el sinfonier de la memoria, 
apenas luce un ramito de violetas.

La tarde se desvite misteriosa 
tras un parabán de utopías;
Melancolizando su aura,
adormece al Werther que lleva dentro. 
Pero a ras de sí misma,
allí de donde el amor se ha exiliado para no volver,
un memorándum fantasmal sentencia su sosiego.

Cual muscinea en la roca del -  No tiempo - 
destella un fulgor de abandono que conmueve,
pero algo de algo
detiene la risa de una flor en sus pupilas.
Algún Dabubio desubicado,
de paso por su imaginación,
vuelca melodías eternas,
mientras Heidi tras el cristal del ayer
le ofrece una primavera que no existe. 

El sofá parece un velero estancado,
con todo ese lastre de imposibilidades;
Pero en la orilla del alma
la espera ese azul que vale una vida.
No obstante, hay una lírica fúnebre en ella,
retomando la ciencia del olvido.

Y es que se ha acostumbrado tanto a la sombra,
que cualquier destello la confunde. 

El reloj de cuco espía su languidez
como el único nexo con lo real.
Dan las cuatro allá arriba, 
y el mundo se balancea...
Y con él, musas y anhelos hallan su lápida 
en un jardín de marginados instantes.

Más ella lo intenta, una y otra vez...

Es inútil, la porcelana está rota,
igual que su fe,
que en penumbras como esa,
invoca a Machado.
Siempre Machado...

¿Será posible desandar lo andado para volver a sí misma,
o deberá tomar atajos sobre las letras?

Polvorienta la lira que la envuelve 
acuna una sonata de Brahms en su regazo.
Pareciera que el cosmos entero
a venido a asomarse.

Al fin lo consigue,
y un verso le nace en las manos...
Y no son las hadas, ni Santa Cecilia,
ni siquiera las golondrinas de Bécquer,
las que ejecutan el milagro;

El milagro de que entre la luz en sus roturas.

Es la vieja pena abriéndose paso,
la que engalana su pluma de palaciegos perfumes.
O tal vez ese amor innombrable,
el que está poetizando su marchitez,
a lágrima por segundo.

Ese amor de árboles de Navidad 
y oceánicos resplandores,
que la está rescatando,
aunque un fulgor de abandono 
pueble sus mejillas.

Yolanda García Vázquez 
D@R 🇪🇸
 

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