lunes, 11 de diciembre de 2017

LA AURORA QUE TE CEGÓ


 



LA AURORA QUE TE CEGÓ

Tú que eres invierno y apatía en flor...
que con el fraude de la palabra
has comido de un fruto que no era tuyo,
¿porqué te ofendes
ante el palpito boreal de las musas perdidas?...
esas en cuyos velos te enredaste
para escudriñar la aurora que te cegó... 
¿Será que en el cuenco de tus manos
quedó clavada para siempre la espina del miedo?...
No lo sé;
Pero auscultando tu ambigüedad
se diría que hay mucha noche bajo tus ojos...
Pues a vena escrita
no te atreves a inflarnos ni un cielo...
Ese mismo al que te opacas
para colmarte de un idioma infertil
que nos deja sin la miel en el pulso;
O con las sílabas frías...
Y te atreves a zigzaguear
ante la rosa imarcesible de una voz
que ha clareado la luna...
¿Será que no tienes más vino en el alma
que un dedal de sangre?...
Y aún así gesticulas
como si el polvo del infierno te abrasara los labios...
O por contradecir a la aurora que te cegó,
humedeces tu pluma en aguanieve,
y frunces el mismo soneto
tantas veces que ya no puedes paladear el amor.

Yolanda García Vázquez
D@R 🇪🇦

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