LAS PRINCESAS DEL OLVIDO
Con las garras bien afiladas
y toda la noche en los ojos,
el monstruo que acecha en la sombra
la atacó de nuevo.
Ella respiró profundo
para que el desagüe del infierno no se la tragara,
y un carrusel de espectros
descarriló en la fantasía más negra.
Se sujetó el dolor con sus manitas blancas
para amortiguar el gran crepúsculo,
mientras las fauces del depredador
devoraban su última esperanza.
Una patada al alma,
y los instantes le supieron a muerte.
Degollada la alegría de un tajo,
sangró todos los olvidos del amor.
En aquel contexto encanallado
de ultraje demencial y hedores de tinieblas,
ni una luz vino a señalar la puerta de la aurora.
Buscó consuelo en el cielo de los otros,
pero una ráfaga de rechazo la desgarró por dentro.
Roto el cántaro de la piedad en mil suspiros,
huyó con la madrugada a través...
Se enderezó el columpio de los sueños
en una curva tan agotadora
que la sangre se le hizo melancolía.
Y supo en un gemido nauseabundo lo que la vida estafa...
Lloró toda la poesía marchita,
y también la que tenía en flor...
Se fue a pique
en las polvorientas aceras del desamparo,
y nadie se inmutó.
Desterrada como las princesas del olvido
acucurrucó su desgracia en el regazo del silencio,
mientras se preguntaba entre lágrimas :
"¿porqué a mí...?"
Y amaneció como amanecen todas las orillas
después de un naufragio,
con los restos del miedo en la arena,
y el color de la soledad en el horizonte.
Yolanda García Vázquez
D@R 🇪🇸
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